La
paternidad y la venganza en la Odisea
Debido
a las pocas apariciones del padre de Odiseo en la obra, he considerado
interesante tratar este tema de manera breve, cuestionando la relación del
personaje con sus progenitores, por lo que hablaré también de su madre. También
trataremos otros valores que proporciona la obra.
Como
sabemos, La Odisea, así como la
mayoría de las obras de Homero, es un poema que refleja los valores de los
griegos, por lo que parece que estos daban más importancia a la lucha, la
pareja o el honor que a los padres. Incluso a la venganza, que parece ser uno
de los temas que más preocupan al héroe.
Es
curioso que Odiseo tan solo se encuentre con sus padres en dos ocasiones
durante el poema, y que no relate anécdotas en las que aparezcan ellos. Sin
embargo, siempre nombra a su padre para presentarse (cuando revela su
identidad, claro): "Odiseo, hijo de Laertes".
Adentrándonos
en el tema, sabemos que Odiseo se separó de sus padres cuando partió a Troya
para la guerra. De vuelta a casa, el viaje se le hizo difícil y el héroe vio
casi imposible su regreso. En el
comienzo de la obra, es el padre de otro personaje el que aparece: el gran
Zeus, padre de Atenea. Es la primera relación padre-hijo que vemos en la
historia, y una de las más significativas, pues el Dios cumple la voluntad de
su hija a pesar de que esto sea contrario a lo que planeaba su hermano
Poseidón.
Vemos
aparecer otra relación padre-hijo en Odiseo y Telémaco. Tras la petición de
Atenea, el muchacho parte a buscar a su padre, a pesar de no ser en principio
muy valiente y haber estado durante su infancia cruzado de brazos. Sin embargo,
deja desamparada en casa a su madre, y ni siquiera le avisa de su partida.
Hasta donde nos deja ver la historia, Telémaco era hijo único, y era el único
que podía cuidar de su madre durante la ausencia de su padre; es cierto que
Odiseo tenía muchos sirvientes fieles, pero estos no habrían tenido a nadie al
frente si los pretendientes hubieran planeado un ataque contra Penélope. Al
crecer, Telémaco deja de obedecer a su madre y trata de tomar el papel del
hombre de la casa. Telémaco cumplió la voluntad de los dioses, que es más
importante para los griegos que cualquier otra cosa (recordemos que Agamenón
incluso sacrificó a su hija Ifrigenia para calmar a Artemisa, según algunas
versiones). El muchacho siempre describe a su padre como un hombre valeroso y
fuerte, y tiene la oportunidad de luchar a su lado al final del poema.
Sin
embargo, parece que la relación de Odiseo con sus padres es algo más fría. El
primer encuentro del personaje con su madre se produce en el Hades, cuando ya
esta ha muerto. El héroe se encuentra allí con varios amigos y compañeros y con
su madre. Esta le explica que ha muerto de la
nostalgia, la preocupación por su hijo, además de por su bondad. Le da
información sobre su mujer, su hijo y su padre, y le explica por qué no puede
abrazarla. En otras versiones, se da a
entender que la madre, impaciente por la vuelta del héroe, finalmente se
resigna y se suicida. A Odiseo se le escapan algunas lágrimas, pero no
enloquece ni se muestra tan emocionado como la situación requería, tengamos en
cuenta que su madre a muerto durante su ausencia y que este no la ve desde hace
años. Al relatar esto, Odiseo deja de lado su parte emocional y se limita solo
a contar la historia, sin explicar apenas cómo se sintió. Después de esto, el
personaje no vuelve a cruzarse con su madre y esta apenas es nombrada en la
historia, y nunca en sus relatos.
En cuanto a su padre, también se nos muestra que Odiseo tiene
con este una relación más bien fría. Tras la muerte de Anticlea (su esposa),
este vive solo en una casa apartada, cuando podría vivir en el castillo con
Penélope y su nieto Telémaco. Cuando Odiseo vuelve, en lugar de encontrarse con
su familia e ir a ver a su anciano padre impaciente, trama toda la matanza de
los pretendientes. Esto le lleva días, y hasta que no cumple su venganza no va
a visitar a Laertes. Aun así, todavía paciente, se presenta al principio con
una identidad falsa, en lugar de correr a abrazarlo emocionado y dejar su mente
planificadora a un lado.
Otra relación padre-hijo muy significativa la encontramos en
Polifemo y Poseidón. Al ser cegado, el monstruo pide a su padre ayuda para que
descargue su furia contra Odiseo, por el que ha sido burlado. Efectivamente, el
dios del mar le oye y cumple su petición: "que no llegue a casa, y si su destino es
hacerlo, que regrese de mala manera, en nave ajena, y que encuentre calamidades
en su casa". No sabemos si el destino de Odiseo era volver o si lo hizo
gracias a Atenea; pues, quizás si Polifemo hubiera pedido expresamente que
Odiseo no volviera, Poseidón lo hubiera cumplido. Aunque no fue Polifemo el
único al que Odiseo enfureció.
Dejando a un lado la paternidad, hablaremos ahora sobre la
venganza, un valor no positivo que nos transmite la obra.
En primer lugar, Odiseo se venga como hemos hablado de
Polifemo. Pudiendo escapar y salir ileso, el personaje prefiere vengarse del
cíclope cegándolo, pues este se ha comido a algunos de sus compañeros. Y sin
tener aun bastante, se burla de él cuando está ya en la nave, lo que provoca
que el monstruo pida ayuda furioso a su padre.
Esto trae una de las venganzas más importantes de la obra: la
de Poseidón. Furioso por haber cegado a su hijo, el dios (que nunca aparece,
por cierto, de manera directa en la historia) lanza una multitud de peligros,
muchos de ellos letales, contra Odiseo. Además, el héroe ha hecho lo que nunca
un griego debía hacer: cuestionar el poder de un dios (cuando le dice a
Polifemo que si lo mandara al Hades ni siquiera el que sacude la tierra lo
llevaría de vuelta) y burlarlo. Aunque cuando Atenea pide a Zeus que le conceda
al naufrago su vuelta a casa, el dios marino no insiste en continuar con su
venganza, pues ni aparece ni se nos muestra su opinión al respecto. Es cierto
que la voluntad de Zeus es incuestionable, pero su hermano podría haberse
contrapuesto a Atenea, aunque esta parezca ser una hija muy querida por el dios
del Olimpo.
Poseidón no es el único dios que se venga de Odiseo por ser
burlado. A pesar de ser advertidos, los compañeros de Odiseo se comen las vacas
de Helios, y esto hace que el dios se enfurezca y pida justicia a Zeus. Amenaza
incluso con abandonar la tierra y llevar su luz a los muertos del Hades, pero
no es necesario que llegue a esto, pues el dios del Olimpo le hace caso y
levanta un huracán.
No
hay venganza para Circe. Aunque esta convierte a casi todos los compañeros de
Odiseo en animales, el héroe no toma represalias contra ella, tan solo va a su
mansión a liberar a sus compañeros. Tampoco Circe se venga de él por haber
liberado a los marineros, sino que lo ayuda en su viaje en varias ocasiones,
pues acaba enamorándose de él (sabemos que el amor es un sentimiento fuerte en
la obra, recordemos a Penélope). Es sorprendente el cambio repentino que se
produce en la relación del héroe y la hechicera, aunque como siempre, con
Atenea de por medio.
Tampoco
guarda rencor a Calipso, que es quizás su mayor enemiga, pues es quien lo ha
retenido más tiempo en su viaje. Cuando esta lo deja partir, él se va
tranquilamente, pudiendo haberla matado, pues ella estaba sola en la isla y no
tenía a nadie que acudiera en su defensa. Cabría la posibilidad de pensar que
Odiseo no hace daño a las figuras femeninas, y por eso las perdona, pero sin
embargo vemos como incluye a las siervas infieles y desleales en su matanza,
sin importarle de qué sexo sean estas. Es impactante imaginar cómo fueron todas
asesinadas al igual que los pretendientes. Además, el criterio que Odiseo
siguió para decidir si las mataba o no era la palabra de otra sierva.
Claramente
la venganza sobre la que gira la obra y la más planificada es la de los
pretendientes. Como dicen, "la venganza es un plato que se sirve
frío". Odiseo, en lugar de matarlos a todos inmediatamente después de su
llegada cegado por su furia, prefiere esperar y mantener la mente fría, para
darles una muerte perfectamente calculada. La venganza es tan importante para
él que ni siquiera revela su verdadera identidad a casi nadie, quizás por
desconfianza. Quien lo descubre queda como cómplice, pues no puede evitar que
Odiseo lo enrede en su plan. Es curioso que oculte su verdadera identidad
incluso a la fiel Penélope, que lleva años esperándolo tejiendo y destejiendo,
y que trate de probar si ella es una buena esposa o no. Podría haber sido un
motivo para que esta se enfadase, pues después de tanto tiempo él podría haber
eliminado el sufrimiento y acortado un poco la espera si hubiera revelado su
identidad justo al llegar. Pero Odiseo prefiere las cosas programadas, y no
deja lugar a emociones ni deslices.
Finalmente,
los familiares de los pretendientes traman una nueva venganza contra Odiseo,
pero Palas Atenea los frena, evitando que se derrame más sangre.
¿Es
esto justo? Después de una serie de venganzas sucesivas, Odiseo, el causante de
muchos problemas, queda libre de la muerte y feliz reunido con su familia,
mientras que los padres de los pretendientes se quedan sin sus hijos y perdonan
al héroe. Si no viéramos la historia desde el punto de vista contada, con
Odiseo como héroe, la muerte del protagonista sería tan justa como la de los
pretendientes, pues ha incumplido todos los valores positivos de la sociedad
occidental actual: ha mentido, burlado a los dioses, matado, devastado
ciudades... Sin embargo, se adapta al perfil de héroe griego (aunque no debería
haber burlado a los dioses, pues esto siempre trae problemas), que apremia la
valentía, la maña, la fuerza y el trabajo.
Por
otro lado, todo el mérito no se debe a Odiseo, por lo que cabe decir que sin la
ayuda de Atenea el héroe muy probablemente nunca hubiera vuelto a su casa, pues
es esta la que siempre le soluciona los problemas y le diseña los planes.
Odiseo es, a fin de cuentas, un títere de la diosa. Nada más hay que pensar en
la estancia de Odiseo en la isla de Calipso, retenido por esta. No es capaz de
salir de la isla en años, hasta que llega Atenea a decir la palabra de Zeus, y
Calipso, en lugar de oponerse, deja que el hijo de Laertes parta, así de
sencillo. Cualquier otro héroe hubiera hecho uso de su inteligencia o su fuerza
bruta para volver a su casa.
La
venganza es un tema presente en muchas obras griegas. En la Odisea aparece nombrado también lo que ocurrió a Agamenón, que
fue asesinado por su esposa y Egisto (según muchas versiones para vengar la
muerte de su hija Ifrigenia). Tras esto, en la
Orestíada será el hijo el que vengue al padre, matando a su madre. En este
ejemplo vemos también como la venganza es más importante que la paternidad. O
pensemos en Medea, que asesina a sus hijos para vengarse de la infidelidad de
su marido.
Como
conclusión, podemos decir que la venganza y la paternidad son temas muy
presentes en el mundo griego, más aún en las tragedias y los poemas épicos.
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