Comentarios de texto


Pero Helena, de largo peplo, tomándole delantera dijo su palabra:
«Escuchadme, voy a hacer una predicción tal como los inmortales me lo están poniendo en el pecho y como creo que se va a cumplir. Del mismo modo que este halcón ha venido del monte y arrebatado al ganso mientras se alimentaba en la casa donde está su progenie y sus padres, así Odiseo, después de mucho sufrir y mucho vagar, llegará a casa y los hará pagar, o quizá ya está en casa sembrando la muerte para todos los pre tendientes.»
Y Telémaco le contestó discretamente:
"¡Ojalá lo disponga así Zeus, el tronante esposo de Hera! En este caso te invocaría también allí como a una diosa."
                                                             La Odisea, página 265, canto XV


1. Lectura atenta
1.1. Términos
Peplo: Vestidura exterior, amplia y suelta, sin mangas, que bajaba de los hombros formando caídas en punta por delante, usada por las mujeres en la Grecia antigua.
Cogerle la delantera: Anticipársele en una acción.
Progenie: Casta, generación o familia de la cual se origina o desciende una persona.

2. Localización
El texto que comentamos se trata de un fragmento, perteneciente a una de las obras más grandes de la épica griega, La Odisea. Su autoría se atribuye a Homero, un famoso aedo de la Antigua Grecia, el cual ha sido un ejemplo a seguir en toda la literatura posterior, e influyó tanto en autores de la Antigüedad (como Virgilio, poeta romano autor de La Eneida) como en otros de los siglos de oro de la literatura española (Calderón de la Barca, Lope de Vega, Góngora), llegando hasta la actualidad.
Como todo poeta griego, Homero vivió en una sociedad llena de mitos, totalmente bañada por la religión, pues esta era la única capaz de dar explicación a ciertos fenómenos naturales. De ahí las múltiples hecatombes que se realizaban a los dioses (encontramos numerosas referencias a estas en la Odisea). El autor nació dentro del siglo VIII aC, en época arcaica, período en que el arte aún presentaba una clara influencia egipcia, aunque los griegos ya adquirían su propio estilo buscando la belleza y la mesura entre las formas.
Otra gran obra del autor es La Ilíada, que narra los acontecimientos de la guerra de Troya. Tanto esta como la Odisea son las principales poesía épicas griegas, y las primeras entre las encontradas. Existe un polémico debate sobre la autoría de estas obras, conocido como "La cuestión homérica", en la que se debate si la autoría de ambas es colectiva o si realmente son de este aedo. Dicha cuestión tiene sus orígenes en la Antigüedad.
La Odisea es sin duda una majestuosa obra que narra las aventuras y dificultades que vivió Odiseo de vuelta a casa, tras la guerra de Troya. La prudente esposa del héroe, Penélope, espera la llegada de este con tristeza, pues en su ausencia unos hombres tratan de cortejarla y toman el control del palacio. Telémaco, su hijo, sale a buscar a Odiseo, y mientras tanto se nos cuenta la historia del héroe, que ha estado varios años retenido en la isla de Calipso, además de superar otras vicisitudes. Este ciega al cíclope, hijo de Poseidón, y es por eso por lo que el viaje de vuelta se convierte en una "Odisea" (nunca mejor dicho), en el que el héroe se enfrenta a peligros marinos como las sirenas o Escila, y a otros seres sobrenaturales, como Circe la hechicera. Gracias a la diosa Atenea, siempre protectora de Odiseo, Calipso libera al héroe , y este visita a los feacios, que lo devuelven a Ítaca, su añorada tierra. Tras hacerse pasar por mendigo, llega de vuelta Telémaco, y ambos traman una venganza contra los ociosos pretendientes, que aún no han conseguido desposar a Penélope, pues esta se resistía. Los pretendientes y las siervas desleales son castigados con la muerte, en una matanza llevada a cabo por Odiseo y algunos ayudantes (Telémaco, el porquero y el boyero, además de la diosa Atenea). Odiseo se deja reconocer por el resto de personas, y visita a su padre, que también llevaba años esperando su regreso. Finalmente, los familiares de los pretendientes buscan venganza, pero con la intervención de Atenea, la paz vuelve a Ítaca.
La obra está dividida en 24 cantos, y en ella se distinguen tres partes: "La Telemaquia", "El relato de las aventuras de Odiseo" y "La matanza de los pretendientes". El fragmento a comentar se encuentra dentro del canto XV, de título "Telémaco regresa a Ítaca", y se encuadra dentro de la tercera parte. En dicho canto, Atenea aconseja a Telémaco que abandone Lacedemonia, donde se encuentra este en el palacio de Menelao. Es en el canto IV cuando el hijo de Telémaco viaja hasta allí, para buscar noticias sobre su padre. Debido al consejo de la diosa, el muchacho llama a Menelao para anunciarle su vuelta a Ítaca. El texto se sitúa concretamente en el momento en que ambos están en el salón, acompañados de Helena y Pisístrato. Un halcón vuela sobre sus cabezas con un ganso doméstico, y es cuando Helena hace la predicción que encontramos en este fragmento. De regreso a su tierra Telémaco se encuentra con el adivino Teoclímeno, adivino que tendrá importancia posteriormente. En el mismo canto, Odiseo habla con el porquero Eumeo, pero sin reverlarle su identidad, pues está urdiendo un plan.
3. Determinación del tema
El tema del fragmento es la defensa de la propiedad, pues el halcón del que habla Helena atrapa al ganso, que comía en su casa, al igual que hará Odiseo con los pretendientes.
4. Determinación de la estructura
El texto pertenece a una obra traducida, por lo que es difícil trabajar sobre su forma original. La Odisea está originalmente escrita en verso, pero este, lógicamente, se ha perdido en la traducción. En la traslación de José Luis Calvo, como podemos apreciar, este fragmento se divide en 4 párrafos, y se trata de un diálogo. Los personajes a menudo hablan entre ellos, mezclando el diálogo con la narrativa a lo largo de la obra.
Como estructura interna, podemos dividir este texto en dos partes, diferenciadas por el personaje que habla en cada una.
-La primera va desde la línea 1 hasta la 6. Muestra las palabras de Helena, que hace una predicción sobre la futura venganza de Odiseo, estando este ausente, aun cuando todos piensan que está muerto.
-La segunda parte abarca las tres últimas líneas. En ella habla Telémaco, que ruega que se cumpla lo que Helena ha predicho anteriormente, haciendo una apelación a Zeus de forma indirecta.
5. Análisis de la forma partiendo del tema
Este fragmento es, sin duda, uno de los más significativos de la obra a la que pertenece. Encontrándose aproximadamente en la mitad de la historia, es un presagio de lo que ocurrirá posteriormente, cuando Odiseo realice su venganza contra los pretendientes, que han estado durante años comiendo de su casa y cortejando a su esposa. Estos villanos han permitido injusticias en el palacio, y han hecho de este un sitio en el que reina el caos.
El personaje principal en este fragmento es Helena, la mujer que desencadenó la guerra de Troya. A pesar de enamorarse perdidamente de Paris en La Ilíada, aparece feliz al lado de Menelao en esta obra, aunque habla poco. Resulta curioso que sea Helena la que prediga, pues es un personaje que, aunque protagonista en la Ilíada, pierde importancia en la Odisea; apenas aparece unas cuantas veces. Además, Helena nunca ha sido conocida por dotes de adivinación, por lo que quizás sus palabras se traten simplemente de una especie de consuelo hacia Telémaco. Sin embargo, acertó, pues, como dice al final, Odiseo ya estaba en su casa. El modo en que Helena empieza a hablar nos pone en duda:
 "Escuchadme, voy a hacer una predicción tal como los inmortales me lo están poniendo en el pecho y como creo que se va a cumplir." Esto nos hace pensar, en efecto, que a Helena se le infundieran dotes de adivinación en ese momento, pero son muchos los mortales que hacen referencia a los dioses  y suposiciones sin tener dicho don. Sin embargo, encontramos a otros adivinos en la obra, como Teoclímeno, que anuncia también lo que ocurrirá. .
Las comparaciones y metáforas son en Homero algo abundante. La Odisea está repleta de comparaciones, largas además, y que no suelen repetirse. En muchas de las comparaciones se hace referencia a los dioses, y en esta tenemos un ejemplo: "Como cuando derrama oro sobre plata un hombre al que Hefesto y Palas Atenea han enseñado toda clase de habilidad y lleva a término obras que agradan, así derramó la gracia sobre este, sobre su cabeza y su hombro". (Refiriéndose a Odiseo).  Como metáfora, encontramos la del halcón y el ganso (presente en este texto), que aparece por primera vez en este momento, pero que se repetirá varias veces, pues el halcón empieza a volar desde el canto XV y sobrepasa en otras ocasiones la cabeza de los personajes.  Siempre tiene el mismo significado: Odiseo atrapará a los pretendientes, igual que el halcón ha atrapado al ganso, pues estos comen en casa ajena. Y no es extraño que Homero elija dos aves para su metáfora, pues estos animales no pasaban desapercibidos en la mitología griega. Además de ser personajes, como las aves de la laguna Estigia, eran un método de adivinación común en la Antigua Grecia (otros eran la lluvia, el estornudo, los movimientos epilépsicos, etc). Y conviene pararse aquí para destacar algo:
Al comienzo del texto encontramos un "pero", conjunción adversativa, por lo que es evidente que antes de este ha ocurrido algo significativo: el halcón ha sobrevolado a Telémaco por la derecha. Este no es un dato irrelevante, pues además el autor insiste en el lado por el que pasa el ave ("Mientras así hablaba le voló un pájaro por la derecha, un halcón que llevaba entre sus garras a un enorme ganso blanco, doméstico, de algún corral -pues le seguían gritando hombres y mujeres-; y el halcón se acercó a aquéllos y se lanzó por la derecha, frente a los caballos. Al verlo se llenaron de contento y alegróseles a todos el ánimo"). Este método de adivinación es más común con el águila, símbolo de Zeus. Si pasa por la siniestra, anuncia mal augurio; por el contrario, si pasa por la siniestra, es signo de un buen presagio, y es por esto por lo que los personajes se alegran. Es notable aquí la importancia que daban los griegos a la adivinación. Y, en efecto, los personajes tienen en cuenta el vuelo del ave, pues a continuación Pisístrato instará a Menelao a que piensa si es para él o para ellos el presagio.
("Piensa, Menelao, vástago de Zeus, caudillo de  tu pueblo, si es para nosotros o para ti para quien ha mostrado el dios este presagio").
Encontramos también una característica muy común en Homero: la repetición de fórmulas y adjetivos. Así es como Zeus, aparte de ser "el que mueve las nubes", o "Zeus crónida", es en este diálogo "el tronante esposo de Hera". Vemos como muchas de las descripciones hacen referencia a familiares, y encontramos numerosos "hijo de-", "descendiente de-", etc. Nada más al empezar apreciamos también ese "Helena, de largo peplo". Las fórmulas para Odiseo suelen ser "hijo de Laertes", "Odiseo divino", "Odiseo, el sufridor" u "Odiseo, rico en ardides". Para el amanecer, también hay una fórmula que siempre se repite "Eos, la que nace de la mañana, la de dedos de rosa". Y anocheche cuando Atenea infunde dulce sueño en los párpados.
El adverbio "discretamente" es algo que va muy unido a Telémaco, para insistir en su discreción y su prudencia, pues apenas acaba de madurar, y no se hace un verdadero hombre hasta el final de la obra. A lo largo de la historia, los demás personajes suelen sorprenderse de las palabras de Telémaco, y a menudo se quedan admirados del cambio que ha experimentado, pues antes de su viaje siempre había sido un crío inocente incapaz de defender su palacio.
Con este fragmento, Homero nos anuncia la matanza final, que es planeada por Odiseo durante mucho tiempo, pues Telémaco no ha sido capaz de hacerles frente. Este presagio nos va situando en el momento de clímax, que es la vuelta de Odiseo, ocurrida en el canto XIII. Otro presagio lo encontramos en el estornudo de Penélope, que también anuncia buen augurio.
En un solo diálogo, el autor nos sugiere un cúmulo de cosas que nos permiten captar la esencia de la obra y de parte de la cultura griega antigua.
Al hablar del ganso, juzga que este haya estado comiendo en casa ajena. Así vemos cómo la intrusión estaba muy mal considerada en Grecia, y cómo los pretendientes tienen esta característica como una de las más negativas. Es por este motivo por el que serán castigados por Odiseo. El hombre ocioso tampoco está bien visto, pues en aquella sociedad se apremiaba el trabajo y la buena disposición en las labores.
El tema de la honra guarda una estrecha conexión con lo anterior. Todo héroe presume de ser honrado, y frente a este se presentan los malvados enemigos, que carecen de honor y honra. Sin embargo, Penélope nunca pierde su honra, pues se guarda de desposarse con otro hombre mientras su amado marido está fuera.
El cumplimiento de la justicia es algo que no se da en todas las obras griegas, aunque esta no es una de ellas. Mientras que en La Ilíada mueren grandes personajes como Paris, Aquiles o Agamenón (aunque todos como venganza por haber matado a algún ser querido de su asesino), en la Odisea son castigados los malvados pretendientes, que carecen de valores, y triunfa el héroe bueno, el fuerte. Este fragmento muestra como el halcón, por su fuerza, derrota al ganso, que es débil y ruín. Quizás choque con la sensibilidad de la cultura occidental actual que el héroe sea a su vez un asesino, que lleve a cabo una matanza así de sangrienta, pero no hay que olvidar que en la Grecia Antigua los valores que se premian son la valentía y la fuerza, así como el ser buen guerrero.
El mismo fragmento nos muestra también la esperanza de los griegos y la fe en la religión, así como la impotencia del ser humano ante el destino. En la cultura griega, sabemos que no eran los mortales quiénes decidían su destino, sino los dioses. Al concluir el texto, Telémaco hace alusión a Ulises para que escuche las palabras de Helena. A pesar de la pérdida de fe en la sociedad occidental, podemos encontrar un paralelismo entre estas últimas palabras de Telémaco (ojalá lo disponga así Zeus) y el actual "Roguemos al señor" cristiano. Sin embargo, hay una clara diferencia de intención en ambas expresiones. En ese "ojalá lo disponga Zeus", Telémaco está mostrando una clara dependencia de los dioses. El personaje piensa que si no es voluntad de Zeus, su padre no volverá, pues sabemos que en la cultura griega imperaba un dominante teocentrismo. Solo algunos hombres se imponen a los dioses, como el mismo Odiseo, despertando la furia de Poseidón, o sus compañeros, comiéndose a las vacas de Helios.


Conclusión
Como conclusión, podemos afirmar lo anterior: este fragmento es un presagio bastante importante, que se distingue por ser uno de los pocos que se presentan en la obra. Aparece como un momento fugaz, que da una cierta esperanza tanto al lector como a los personajes, anunciando que por fin se va a hacer justicia.
En mi opinión, esta no es una parte de las más interesantes de la obra, pues quizás tiendo a la metonimia, tomando la parte por el todo, y considerando como La Odisea las aventuras de Odiseo. Pues, cierto es, que el Odiseo que la mayoría conocemos antes de leer o estudiar la obra es aquel que evita a las sirenas, ciega al cíclope y enreda a Circe, y no prestamos tanta atención a partes como la matanza de los pretendientes o los viajes de Telémaco. Sin embargo, al leer la obra me he dado cuenta de que originariamente no se le dio tanta importancia como se le ha sacado posteriormente. El texto pertenece a un momento emotivo, pues tras el sufrimiento que les ha causado el no tener noticias de Odiseo durante su larga ausencia, ven un áspice de esperanza en el simple vuelo de un halcón. Es evidente que este fragmento es algo muy significativo, en el que el autor, en unas pocas palabras, nos sugiere mucho.


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Y, ¿cómo no, pues? ¿No ha juzgado Creonte digno de honores sepulcrales a uno de nuestros hermanos, y al otro tiene en cambio deshonrado? Es lo que dicen: a Etéocles le ha parecido justo tributarle las justas, acostumbradas honras, y le ha hecho enterrar de forma que en honor le reciban los muertos, bajo tierra. El pobre cadáver de Polinices, en cambio, dicen que un edicto dio a los ciudadanos prohibiendo que alguien le dé sepultura, que alguien le llore, incluso. Dejarle allí, sin duelo, insepulto, dulce tesoro a merced de las aves que busquen donde cebarse. Y esto es, dicen, lo que el buen Creonte tiene decretado, también para ti y para mí, sí, también para mí; y que viene hacia aquí, para anunciarlo con toda claridad a los que no lo saben, todavía, que no es asunto de poca monta ni puede así considerarse, sino que el que transgreda alguna de estas órdenes será reo de muerte, públicamente lapidado en la ciudad. Estos son los términos de la cuestión: ya no te queda sino mostrar si haces honor a tu linaje o si eres indigna de tus ilustres antepasados.









1. Localización

Este texto es un fragmento extraído de La Antígona, la grandiosa tragedia del autor griego Sófocles. Este está considerado, junto a Esquilo y Eurípides, uno de los grandes autores de la Antigüedad. Es conocido esencialmente por sus obras sobre Edipo y su descendencia (esta es una de ellas). Además de vivir en la misma época que los otros dos autores nombrados anteriormente, fue también contemporáneo de un importante filósofo: Platón.

Los temas de las obras de Sófocles suelen ser la venganza y la justicia, y frecuentemente encontramos dilemas morales en los personajes.

Este fragmento pertenece al principio de la obra. Los hermanos de Antígona han muerto en la guerra, y como dice la misma, Creonte (tío de Antígona y rey de Tebas) ha prohibido que el cuerpo de uno de ellos sea enterrado, para diferenciar las hazañas de ambos. Sin embargo, Antígona no cree que esto sea lo más justo, e insta a su hermana en este fragmento a que la ayude a enterrar el cuerpo del difunto. Su hermana se niega, pues prefiere cumplir las normas (aunque veremos que más tarde se arrepentirá). Antígona lleva a cabo lo dicho y Creonte la castiga. Al final, el hijo del rey se suicida y este se arrepiente de haber sido tan injusto.

2. Determinación del tema

La trama de la obra gira en torno al dilema moral de Antígona, que nos recuerda a Hamlet con su to be or not to be, hacer lo que dicta su razón y es justo para los dioses, o hacer lo que dictan las leyes del rey.
Si nos centramos en este fragmento, el tema es la preocupación de Antígona por el cuerpo de su hermano, que aun no ha sido enterrado.

3. Determinación de la estructura

Aunque el texto se presenta como una unidad, en un solo párrafo, podemos distinguir dos partes diferenciadas por su mensaje.

La primera parte va desde el principio hasta "que busquen donde cebarse". En ella Antígona anuncia a su hermana Ismene lo que ha declarado el soberano Creonte, y le recuerda la situación en la que se encuentran sus hermanos muertos.

La segunda iría desde el final de la primera hasta el final del fragmento. En ella Antígona continúa hablando, para informar ahora a su hermana sobre las consecuencias que sufrirá aquel que entierre el cuerpo de su hermano, y finalmente insta a su hermana a reflexionar sobre qué tiene que hacer.

4. Análisis de la forma partiendo del tema

Antígona comienza su discurso haciéndole una pregunta retórica a su hermana, para introducir el tema que ella pretende en la conversación. Al parecer no está muy segura de lo que está diciendo, pues argumenta "es lo que dicen". Como vemos, está muy dolida por que su hermano no ha recibido sepultura. Hay que tener en cuenta que para los griegos, al igual que para la sociedad actual de occidente, es muy importante que los muertos sean enterrados. Para un griego era terrible que el cuerpo de un familiar quedara en la tierra a merced de las aves carroñeras. Recordemos la humillación que hizo Aquiles a Príamo al no permitir que se enterrara el cadáver de Héctor, y la preocupación del pobre anciano, que fue a suplicarle que le diera sepultura a su hijo. Esta importancia del enterramiento está reflejada en las palabras de Antígona al referirse a su otro hermano: "le ha hecho enterrar de forma que en honor le reciban los muertos". El cuerpo que no es enterrado no es honorificado, no queda fijo en un lugar donde los suyos puedan llorarlo, y finalmente se descompone.

Sería algo también terrible en nuestra cultura actual que un muerto no fuera enterrado o incinerado (esta forma de dar culto a los muertos es mucho más reciente), según su deseo en vida.
Es por esto por lo que Antígona, llena de rabia e impotencia, decide firmemente enterrar ella misma a Polinices, y pide ayuda a su hermana. La protagonista sabe bien las consecuencias que conllevará su acción, pues es una gran desobediencia a la ley y al mismo rey Creonte. Sin embargo, a ella no le preocupa lo que el rey puede hacerle, pues, como comentará más adelante, no pretende agradar a los vivos, con los que estará poco tiempo, sino a los dioses, que son los que deciden el destino. Antígona está segura de que su decisión es justa y aprobada por los dioses, y de que es Creonte el que está equivocado. Por tanto, no le importa morir o ser fuertemente castigada.

Además, está indignada por el hecho de que Creonte haya decretado esta ley también para ella y su hermana ("también para ti y para mí, sí, también para mí"), siendo su tío y siendo ambas hermanas del muerto, pues el rey ha prohibido incluso que alguien lo llore.

5. Conclusión

En conclusión, podemos decir que este fragmento inicial nos revela el tema sobre el que versará la obra, pues nos muestra ya cuál es la intención de Antígona y cuál es el posible castigo que recibirá.

Desde mi punto de vista, la decisión de la protagonista es correcta, y más aún si lo vemos desde el modo en que pensaban los antiguos griegos, pues ellos creían que eran los dioses quienes repartían la justicia. Quizás en la actualidad sería distinto, pues la mayoría de los ciudadanos no piensa que ningún dios los vaya a salvar del castigo que conlleva contradecir la ley, y se preocupan más por lo que decida la mayoría que por su moral propia. Hablo, por supuesto, de la cultura occidental, pues es en la que estoy sumido y la que conozco mejor.

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