Al igual que en Hamlet, casi todos los personajes mueren (Antígona, Eurídice y Hemón), y los que se mantienen vivos quedan en desgracia, pues Creonte no volverá a vivir con su conciencia tranquila, y, aunque no sabemos nada de Ismene, esta nombró anteriormente que su vida no tendría sentido sin su hermana.
Más allá de esta obra, he encontrado más paralelismos aún con el clásico Romeo y Julieta, la trágica historia de amor en la que dos jóvenes enamorados mueren juntos por suicidio.
Podríamos encontrar también parecido en el impedimento familiar a que dos jóvenes se casen, pues ni los Montesco, ni los Capuleto, ni tampoco Creonte, permiten a sus hijos la relación que desean mantener.
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Es indiscutible que el desenlace es trágico en ambas historias, pues bien sabemos que son tragedias,pero podemos destacar que tanto en una como en otra hay algo positivo: En Romeo y Julieta, la muerte de los enamorados hace que las familiar recapaciten, y ambas toman consciencia de las consecuencias que han acarreado su intransigencia. En la Antígona, Creonte también sufre una lección, aunque este se ha quedado completamente solo, pues ha perdido tanto a su mujer como a su hijo.
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